La productividad: donde la simplicidad marca la diferencia

Persiste ampliamente la noción de que incrementar las horas laborales mejora la productividad, pero en realidad, no es la cantidad lo que impacta, sino la calidad, siendo este el factor determinante.

Mejorar nuestra productividad se basa en tres elementos fundamentales:

• Cultivar hábitos saludables.
• Mantener el enfoque con objetivos claros y alcanzables.
• Encontrar un sistema organizativo y de planificación que se ajuste a nuestras necesidades.

Hábitos saludables

El descanso de calidad es esencial, ya que durante el sueño se produce la renovación celular y neuronal, por lo tanto, dormir las horas adecuadas y mantener una higiene del sueño adecuada son vitales.

La alimentación también influye significativamente en nuestro desempeño; proporcionar los nutrientes necesarios a nuestro cuerpo garantiza la agilidad mental y la atención.

Es igualmente crucial no mantener la concentración por más de una hora sin pausas. Está científicamente comprobado que es necesario descansar cinco minutos cada hora para mantener un nivel de rendimiento óptimo.

Enfoque y objetivos

Previo al inicio de cualquier tarea, es imperativo tener en claro los objetivos a alcanzar, el plazo disponible y, sobre todo, que sean realistas.

Una vez establecidos los objetivos, resulta primordial enfocarse en una sola tarea a la vez para evitar distracciones y dispersión, lo que facilitará el trabajo y asegurará resultados sobresalientes.

Organización y planificación

Planificar las tareas del día anterior ayuda a trabajar con mayor enfoque al día siguiente.

Asimismo, la buena organización es esencial, por lo que es recomendable invertir tiempo en encontrar el sistema, las herramientas o los recursos que faciliten esta labor.

En resumen, ser más productivo no implica trabajar más, sino emplear de manera inteligente el tiempo y los recursos, optimizando nuestras capacidades para obtener resultados excelentes.

Mónica Cabello